Investigadores de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos) han hallado la forma de frenar la MYC, la proteína sin forma responsable del empeoramiento de la mayoría de los casos de cáncer humano, lo que abre la esperanza de una nueva era de tratamientos.
En las células sanas, MYC ayuda a guiar el proceso de transcripción, en el que la información genética se convierte de AND en ARN y, finalmente, en proteínas. «Normalmente, la actividad de MYC está estrictamente controlada. En las células cancerosas, se vuelve hiperactiva y no se regula adecuadamente», explica Min Xue, profesor asociado de Química de la UCR.
«MYC es menos parecido a un alimento para las células cancerosas y más parecido a un esteroide que promueve el rápido crecimiento del cáncer», ha dicho Xue. «Por eso, MYC es el culpable del 75 por ciento de todos los casos de cáncer humano», ha aseverado.
Al inicio de este proyecto, el equipo de investigación de la UCR creía que si lograban amortiguar la hiperactividad de MYC, podrían abrir una ventana en la que controlar el cáncer.
Sin embargo, encontrar una forma de controlar MYC fue todo un reto porque, a diferencia de la mayoría de las demás proteínas, MYC no tiene estructura. «Básicamente, es un cúmulo de aleatoriedad», explica Xue. «Las vías convencionales de descubrimiento de fármacos se basan en estructuras bien definidas, y esto no existe para MYC», ha señalado.
Un nuevo artículo publicado en la revista ‘Journal of the American Chemical Society’, del que Xue es autor principal, describe un compuesto peptídico que se une a MYC y suprime su actividad. En 2018, los investigadores notaron que cambiar la rigidez y la forma de un péptido mejora su capacidad de interactuar con objetivos proteicos sin estructura, como MYC.
«Los péptidos pueden asumir una variedad de formas, figuras y posiciones», ha señalado Xue. «Una vez que los doblas y conectas para formar anillos, no pueden adoptar otras formas posibles, por lo que entonces tienen un bajo nivel de aleatoriedad. Esto ayuda a la unión», ha explicado.
En el artículo, el equipo describe un nuevo péptido que se une directamente a MYC con lo que se denomina afinidad submicro-molar, que se aproxima a la fuerza de un anticuerpo. En otras palabras, se trata de una interacción muy fuerte y específica.
«Hemos mejorado en dos órdenes de magnitud el rendimiento de unión de este péptido con respecto a versiones anteriores», afirma Xue. «Esto lo acerca más a nuestros objetivos de desarrollo de fármacos».
Actualmente, los investigadores utilizan nanopartículas lipídicas para introducir el péptido en las células. Se trata de pequeñas esferas formadas por moléculas grasas, y no son ideales para su uso como fármaco. De cara al futuro, los investigadores están desarrollando una química que mejore la capacidad del péptido principal para introducirse en las células.
Una vez dentro de la célula, el péptido se unirá a MYC, modificando sus propiedades físicas e impidiendo que realice actividades de transcripción.
El laboratorio de Xue en la UC Riverside desarrolla herramientas moleculares para comprender mejor la biología y utiliza ese conocimiento para llevar a cabo el descubrimiento de fármacos. Lleva mucho tiempo interesado en la química de los procesos caóticos, lo que le atrajo el reto de ‘domar’ MYC.
«MYC representa el caos, básicamente, porque carece de estructura. Eso y su impacto directo en tantos tipos de cáncer lo convierten en uno de los santos griales del desarrollo de fármacos contra el cáncer», afirma Xue. «Nos entusiasma que ahora esté a nuestro alcance», ha celebrado.
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